El conflicto por el fundo Queuco en Alto Biobío, que hace una década fue escenario de tomas y enfrentamientos con efectivos policiales, amenaza con reactivarse, luego que la comunidad pehuenche de Malla Malla reanudara las acciones reivindicatorias.
De hecho, el lunes pasado, integrantes de dicha comunidad cortaron el tránsito en el lugar y retuvieron una camioneta de la Dirección Comunal de Salud de la municipalidad de Alto Biobío y obligaron a sus ocupantes a devolverse caminando.
Según informó el diario La Tribuna de Los Ángeles, las acciones habrían sido protagonizadas por el lonco Segundo Suárez Marihuán, quien ha sostenido reuniones en el mismo lugar con el director regional de la Conadi, Julio Anativia, donde han exigido que el terreno sea entregado a su comunidad.
El reclamo tiene su antecedente en que en abril pasado, el fundo Trapa fue oficialmente entregado a las comunidades pehuenche de Trapa Trapa y Butalelbún. En esa oportunidad, las autoridades adelantaron que estaban realizando gestiones para comprar el fundo Queuco, tomando en cuenta las reclamaciones. De hecho, el senador UDI, Víctor Pérez Varela y el alcalde de Alto Biobío, Nibaldo Piñaleo, anunciaron que el Ministerio de Desarrollo Social apuraría la compra de unas 2 mil hectáreas de dicho predio para la comunidad de Malla Malla. Tras reunirse con el ministro Joaquín Lavín, se comunicó que el mecanismo de adquisición debería haber sido informado en una reunión llevada a cabo a fines de mayo en Temuco, con la participación de organizaciones mapuche. Sin embargo, no hubo reportes acerca de si se efectuó dicha reunión.
El predio se encuentra ubicado por el cajón del río Queuco, a unos 30 kilómetros de la localidad de Ralco. Hace 10 años fue exigido por las comunidades de Malla Malla y Cauñicú. El interés por dicho terreno se debe a que es uno de los pocos lugares que permite el desarrollo de la agricultura, no sólo la ganadería.
Historia
En el marco del proceso de “pacificación” de los territorios mapuche y pehuenche, a mediados del siglo XIX el Estado chileno decidió como primer paso, la incorporación de estos territorios cordilleranos, a la naciente provincia de Arauco (1852). Esto significó que todo Alto Biobío, es decir, los valles del Queuco, Trapa y Antuco, quedaron como territorio indígena y de colonización, perteneciente a los departamentos de Nacimiento, Mulchén y de La Laja, teniendo como capital Los Ángeles (1875).
Desde estas ciudades se realizan las operaciones de “adquisición” de tierras indígenas ante notarios y conservadores, legalizando la formación de grandes fundos en el área, en base a engañosas y fraudulentas compras de “acciones y derechos” sobre el territorio indígena.
En 1870, Juan Núñez Fernández formó el fundo Queuco, que abarca prácticamente todo el valle del mismo nombre, y luego fue desalojando a los pehuenches de Malla Malla, Cauñicú, Pitril y Trapa Trapa. Incluso, incentivó la entrada de tropas argentinas para expulsarlos, lo que obliga al ejército chileno reforzar los puntos fronterizos.
Luego, el fundo Trapa fue adquirido en 1881 por Mariano Palacios y Luis Parada, pasando la propiedad a sus descendientes. Entre 1919 y 1920 se otorgan Títulos de Merced, como los que obtiene la comunidad de Antonio Marihuán, con 1.038 hectáreas, y la comunidad de Antonio Cañio, que considera una superficie de 8.430 hectáreas. En 1973 el fundo Trapa Trapa fue expropiado por la CORA, dejando constancia que se encontraba mal explotado. Sin embargo, el predio continuó en poder de quienes lo tenían inscrito, ya que tres años después, durante el gobierno militar (1976), se reconsideró y revocó el acuerdo de expropiación, devolviéndolos a sus antiguos dueños.
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