Empresa ARAUCO introdujo nuevo estándar de vestuario forestal con prendas que proporcionan más seguridad, comodidad y cuidan la salud de operarios de cosecha y raleo.
Tecnología tan sofisticada que incluye incluso hilos de kevlar, material que se ocupa en la elaboración de trajes espaciales y chalecos antibala, es parte del nuevo estándar del vestuario para trabajadores forestales que incorporó la empresa ARAUCO.
El resultado se refleja en mayor comodidad, adaptación a la temperatura ambiente, protección antialérgica, entre otras características.
La historia de cómo se llegó a este estándar de vestuario forestal para trabajadores de empresas contratistas comenzó hace cinco años con estudios y búsqueda de proveedores en el extranjero. La implementación propiamente tal tomó más de año y medio de trabajo.
“Este proyecto se enmarca en nuestro Programa de Excelencia Operacional que busca generar un círculo virtuoso entre la comodidad de nuestros trabajadores, la productividad y la seguridad. Y después de mucho, mucho trabajo con las empresas contratistas logramos desarrollarlo”, explica Patricio Eyzaguirre, subgerente de Asuntos Públicos de Arauco.
El ejecutivo agrega que el alto estándar de la ropa se suma a las mejoras que han realizado en infraestructura y servicios que utilizan los trabajadores forestales, como la minuta de alimentación, campamentos, comedores en terreno y movilización, que en total ha significado una inversión de US$ 24,6 millones. “Impulsamos un mejoramiento continuo para tener operaciones más seguras y con más confort”, enfatiza.
Beneficios directos
Trabajadores de la contratista Bosques del Sur, que realizan faenas de cosecha en uno de los predios de la empresa en la Región del Biobío, explicaron los beneficios directos que les brinda el vestuario, como un mejor control de la temperatura corporal, transpiración, exposición a rayos UV, seguridad y aspectos específicos de cada faena.
El monitor de seguridad, Manuel Castillo, 52 años, indica: “Tengo muchos años de experiencia en el rubro forestal y realmente esta ropa es bastante cómoda, no dificulta en nada caminar, por ejemplo, el pantalón es liviano y si se moja, se seca de inmediato y el cuerpo no transpira aunque uno camine mucho… además es súper fácil lavarla, se echa a la máquina y sale prácticamente seca”.
Rodolfo Soto, 28 años, estrobero (encargado de amarrar los troncos para el posterior traslado a la cancha en dónde se corta a la medida requerida), dice que el vestuario “es muy bueno porque deja que la transpiración salga y uno no anda acalorado”.
Como un traje “ciento por ciento bueno, con anticorte, que permite andar fresquito, zapatos cómodos, de colores apropiados”. Así califica su uniforme Roberto Oviedo, 39 años de edad y 10 como motosierrista.
Kit probado y certificado
En la confección de la nueva ropa participaron Apro, empresa que distribuye elementos de protección personal, y Vicsa, que importó los trajes después que todos los involucrados en el proyecto diseñaran y definieran el estándar requerido.
En la confección de la nueva ropa participaron Apro, empresa que distribuye elementos de protección personal, y Vicsa, que importó los trajes después que todos los involucrados en el proyecto diseñaran y definieran el estándar requerido.
Hoy el kit está probado y certificado. Cada trabajador recibe, cada seis meses, pantalón, chaqueta, poleras, ropa interior con hebras de cobre, dos primeras capas y calcetines. Para la época de lluvias se añade traje de agua impermeable y antidesgarro.
La primera capa es del diseño y tipo de malla que utilizan los deportistas de alto rendimiento y entre sus exigencias debe proteger de los rayos UV+50. Luego vienen los calzoncillos, tipo bóxer, con parches de fibra de cobre, de bamboo, polyester, spandex, todos materiales que permiten comodidad, protegen de la temperatura ambiente y son antialérgicos, entre otras características. Los calcetines incluyen fibra de cobre (que elimina olores y evita microorganismos)..
El gorro también tiene protección UV+50; las calcetas incluyen fibra de cobre (que elimina olores y evita microorganismos). Sobre esto el operario se coloca el conjunto de polipropileno, un ajustado pantalón tipo panty y camiseta o polera, de tela antibacteriana y respirable. Finalmente están la casaca y el pantalón.
El pantalón es la prenda en que más se marca la diferencia, según la faena realizada. Los motosierristas tienen uno de diferentes capas, que van en forma tubular en la parte interior de la prenda, que es de kevlar, y la exterior de una tela antidesgarro, apuntando a que no se deteriore fácilmente con el roce de las ramas.
En la eventualidad de un accidente, las capas de este pantalón traban la cadena de la motosierra, parándola para que no dañe al trabajador. Además, el pantalón tiene un refuerzo entre las piernas porque en al implementar la ropa se observó que los trabajadores desgastaban esa zona, aunque más que nada por no usarlos adecuadamente. Por ello, el proceso de implementación del estándar incluye mucha capacitación del buen uso del kit de ropa, pues si se mezcla con otro tipo de prendas o no se utilizan apropiadamente baja su eficiencia.
El equipo incluye guantes anticorte o reforzados, zapatos de seguridad y casco según la faena, lente de seguridad y protector auditivo. Respecto de los colores de las prendas exteriores, se seleccionaron los más visibles bajo toda condición. Así, por ejemplo, la chaqueta amarilla y roja, por su tono y tela, se puede seguir viendo incluso sí el trabajador ha estado trabajando en un área con mucho polvo, pensando en el verano.
“Permite ciento por ciento que uno sea visible en toda situación, es antitranspirante, realmente es ropa excelente”, concluye Cristian Gutiérrez, 37 años de edad y 19 en el sector forestal, antes de subir a su
máquina Harvester, encender el motor y retomar la faena.
0 comentarios:
Publicar un comentario