Con énfasis en el desarrollo y calidad de la labor docente, Fundación Educacional Arauco lleva 28 años trabajando con más de 570 escuelas de las regiones de Maule, Bío Bío, Ñuble y Los Ríos.
La celebración del Día de la Educación Rural -cada 7 de abril, en conmemoración del natalicio de Gabriela Mistral- da la oportunidad de reflexionar sobre los aportes y aprendizajes que la educación rural ofrece al país y sobre los desafíos que ésta demanda, especialmente, respecto a la formación y acompañamiento de sus profesores.
Desde el 2010, Paz Riffo Estrada es la encargada y docente en la Escuela G – 757 “Los Cruceros”, ubicada a 16 kilómetros de Curanilahue, en el camino a Nacimiento. Tiene a su cargo tres alumnos: uno de séptimo y dos de octavo básico. “Soy una enamorada del trabajo rural, es un área que tiene muchas necesidades, pero también muchos desafíos”, comenta.
“Aquí los niños caminan dos horas para llegar a la escuela, por caminos complicadísimos. A pesar de las carencias, aquí están felices y, si bien no tenemos problemas de bullying ni drogas, somos una ventanita para mostrarles el mundo exterior, acá les hablo las cosas como son, desde la realidad”, agrega la profesora.
Para Isidora Recart, gerente de la Fundación Educacional Arauco, “la educación rural tiene características propias que la hacen única. La más gravitante son sus salas multigrado, que obligan a sus profesores a desarrollar la autonomía de sus estudiantes, a darles un rol protagónico en su aprendizaje, usar todos los recursos y desafíos que el medio les entrega y además trabajar la inclusión y la colaboración al interior de sus salas de clases, para así lograr una educación de calidad”.
Desde 1989 Fundación Educacional Arauco -perteneciente a la empresa ARAUCO- ha trabajado incesantemente en las regiones de Maule, Biobío, Ñuble y Los Ríos, con la misión de contribuir a dar mayores oportunidades a niños y jóvenes a través de la educación. Para esto implementa diferentes programas de mejoramiento educativo que permitan mejorar los aprendizajes y resultados educativos de los niños de estas regiones.
La experiencia de la Fundación en las escuelas rurales, le ha permitido conocer las necesidades que estos establecimientos presentan y cómo buscan estructurar su programa educativo en estrecha interrelación con su entorno natural y social, aprovechando el contacto directo diario que niños y jóvenes tienen con su medio, los conocimientos que adquieren mediante su participación en la vida productiva y las diversas formas de sociabilización que forman su identidad.
El profesor rural actúa como un agente de cambio, capaz de liderar distintas iniciativas. “Son docentes contantemente desafiados a desarrollar un método de trabajo integral que aborda las diferentes asignaturas y niveles, que integre el desarrollo de habilidades cognitivas, el fortalecimiento de aspectos socio emocionales y el reforzamiento de su sentido de pertenencia”, destaca también Isidora Recart.
En este escenario, la labor diaria que realizan los miles de docentes que se desempeñan en las escuelas rurales da cuenta de su rol como agentes innovadores, creativos y profesionales que aman lo que hacen.
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