domingo, 4 de octubre de 2015

Una actividad milenaria, un estilo de vida

Rosa mosqueta, hongos, hierbas medicinales y el musgo, son algunos de los productos que más se exportan hoy en nuestro país.
* Esta actividad es la principal fuente de trabajo de cientos de personas que viven cerca de predios forestales de ARAUCO.
La recolección de productos en los bosques de nuestro país es una tradición que pocos chilenos conocen tan de cerca. Es más, muchos desconocen que formaron parte de la base alimenticia y medicinal de nuestros pueblos originarios. 
Gladys Vidal comienza su día a las 7:30 am. y sale de su casa en la comuna de Los Álamos, en la región del Biobío. Ahí es donde comienza la recolección de hongos, frutos, hierbas medicinales y aromáticas, entre otras cosas. 
Al igual que ella, son más de 600 las mujeres y hombres que se dedican a la recolección de productos forestales no maderables en los predios donde Forestal Arauco tiene presencia en nuestro país. La empresa ha logrado instalar esta práctica como un programa permanente de apoyo a la comunidad basado en su estrategia de Desarrollo Local llamado “Programa de Recolectores del Bosque”.
“Buscamos apoyar el desarrollo de una red para la recolección, la cual ha logrado aportar en la economía familiar de cientos de personas que se dedican a este oficio y favorecer su crecimiento como microempresario. Además de permitirles la extracción responsable en nuestros terrenos a cientos de recolectores, ARAUCO los apoya con capacitación y acompañamiento constante en su trabajo diario”, explica Patricio Eyzaguirre, subgerente de Asuntos Públicos de Arauco.
“Las capacitaciones para los recolectores son muy buenos, porque hemos aprendido cosas que nos ayudan a trabajar mejor. Por ejemplo, que los hongos hay que cortarlos, no sacarlos de raíz, para que así vuelvan a crecer”, señala Gladys Vidal.
Durante el período 2013-2014, el proyecto incorporó a 56 grupos recolectores, proyectando su actividad a 2 mil personas de sus respectivas comunas. En 2014, fueron 489 los recolectores participantes. El período 2015-2016 ya ha incluido a 210 personas, cifra que sin duda irá en aumento. Esta iniciativa ha logrado que los recolectores vean aumentada la venta de sus productos. 
Gladys trabaja hace más de 30 años como recolectora y heredó de sus padres esta labor que hoy le ha permitido sacar adelante a sus hijos. “Este es un trabajo familiar y me encanta que así sea. Gracias a la red que hemos desarrollado con la empresa, hoy cuento con más herramientas que me han ayudado a trabajar mejor y a aprender técnicas que no conocía”, señala.
Verónica Salas, directora regional en la Corporación Taller de Acción Cultural y quien lidera la Mesa
Una actividad que va en aumento
En los últimos años los PFNM en Chile han logrado un crecimiento importante en el mercado interno e internacional. En los últimos 20 años, se registraron montos que han superado los US$ 80 millones y han sido exportados a más de 58 países en el mundo. 
Según cifras publicadas por el Instituto Forestal de Chile (INFOR), entre enero y octubre de 2014 se exportó más de US$ 67 millones. Los productos que registraron un mayor aumento en sus ventas fueron los hongos y las hierbas, con 22% y 68% de variación respectivamente.
Los productos más relevantes son los frutos de rosa mosqueta, hongos de bosques naturales y plantados, hierbas medicinales, frutos como maqui, murta y calafate, extractos y aceites esenciales naturales, entre otros.
Edith Contreras pertenece al grupo “Altos de Roa”. Sus poco más de 10 integrantes crearon una “farmacia”, donde ofrecen sus productos naturales, frutos silvestres y hierbas medicinales. “Entre Concepción y Chillán, que es donde vivimos y recolectamos, instalamos lo que nosotras llamamos ‘farmacia’. Ahí vendemos lo que recolectamos y nuestro producto estrella es la rosa mosqueta”, cuenta Edith, antes de internarse en el bosque a buscar parte del sustento de su familia y su comunidad.
Articuladora “Recolección Productos Forestales No Madereros (PFNM)”, afirma que “todos estamos en permanente proceso de aprendizaje, con el objetivo de mejorar el real involucramiento existente con la comunidad. Esto se apoya en una estructura interna que motiva y valora la creación de nuevos proyectos que vayan en beneficio de grupos como los de los recolectores”.

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