Cuando se logre desarrollar un chip barato y una banda radial para máquinas "durmientes", autos, semáforos y estacionamientos estarán interconectados.
Ciudades sin congestionamiento, donde autos inteligentes operados por sistemas todavía más inteligentes circulan en perfecta armonía, sin humo, sin el aullido de las bocinas y donde los pasajeros puedan quizás leer un libro, ver una película o practicar otras actividades placenteras rumbo a su destino.
Al menos es ahí a donde apunta la tecnología y la visión que dejó entrever recientemente el jefe ejecutivo de Ford, Bill Ford Junior , quien aseguró que en ese idílico mundo ni siquiera estacionar será una molestia. Cada auto será direccionado a una ubicación libre en la ciudad.
Controlar el tráfico sería relativamente fácil, ya que en realidad las congestiones se pueden "curar" redireccionando los autos, pero para ello es necesario instalar sensores para controlar autos, semáforos, señales de carretera y todo lo demás.
Según afirman desde Ford, las conexiones inalámbricas son la única opción viable para que un mundo sin embotellamientos se haga realidad, tanto para mover los autos como para que operen los sensores acoplados en puentes y en espacios de estacionamiento. El problema, dicen, es que el costo del cableado destinado a cada uno de estos sensores es absolutamente prohibitivo.
En el mundo del iPhone y la banda ancha para celulares es fácil imaginar que tal problema podría tener una solución, pero desengáñense, mire por donde se mire los números no cuadran.
Una conexión de banda ancha para cada espacio de aparcamiento sería carísima, tanto por el costo de los mecanismos electrónicos como la cuota del servicio.
Además, las baterías tendrían que cambiarse demasiado a menudo para que fuera viable y todos los sensores absorberían tanta capacidad de red que no seríamos capaces ni de entrar en nuestro perfil de Facebook.
La cuestión es que las redes de celulares son perfectas para la gente pero terribles para las máquinas. Las necesidades y aplicaciones necesarias son muy distintas. De hecho, la razón por la que los embotellamientos todavía existen es porque no disponemos de una red inalámbrica diseñada exclusivamente para estos sensores, semáforos y, en definitiva, máquinas.
Cómo funcionarían las nuevas redes
Esta red tendría mucho en común con las redes de celular. Estarían compuestas por una serie de estaciones en distintas partes de un país para proporcionar la cobertura necesaria, idealmente mejor que la que usamos para nuestros móviles.
Los chips inalámbricos insertados en las máquinas "hablarían" con estas estaciones y se enviarían mensajes a través de las redes para controlar estos centros.
Para hacerlo económicamente posible es necesaria una tecnología distinta, que emplearía un volumen menor de datos que la banda ancha de celulares para así poder utilizar chips más simples y baratos, así como baterías de larga duración.
La optimización de la red se daría con el envío de mensajes cortos e intermitentes, en lugar de con una conexión rápida y descargas multimedia.
Esto permitiría a las máquinas "dormir" la mayor parte del tiempo para conservar su carga energética durante una década.
Para ello, las máquinas tendrían que disponer de transmisores de bajo consumo, de modo que los chips cuesten poco más de un dólar la unidad. De este modo, se podría hacer llegar un mensaje a todos y cada uno de los semáforos de una ciudad.
Si dispusiéramos de este tipo de red se podría incluir conexiones inalámbricas por todas partes, no sólo en los autos, espacios de estacionamiento y semáforos, sino también en los medidores de electricidad, monitores de ritmo cardíaco en hospitales, collares para gatos o lavarropas. La lista es interminable.
Pero si esto todavía no existe hoy es también porque ha faltado visión y porque las frecuencias de banda de radio son limitadas.
La clave es el chip sin peso
Los chips baratos son clave para que pueda desarrollarse un sistema inteligente para monitorear todo tipo de aparatos.
Basados en este hallazgo, ingenieros, empresas y demás, muchos pertenecientes a instituciones como el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE), trabajan en una misma dirección: desarrollar una tecnología estándar que funcione bien con la frecuencia conocida como "banda de espacio blanco". Microcontroladores diminutos podrían extender internet a una gran cantidad de aparatos. Esta tecnología se llama "Weightless" (sin peso). Se espera que chips weightless cuesten pronto poco más de un US$1 y que estén por todas partes de 2013 en adelante. (BBC).
Autos del futuro Los autos con acceso a internet pronto serán una realidad, según directivos de las mayores compañías automotrices del mundo. Un sondeo llevado a cabo por la firma KMPG con el fin de detectar tendencias futuras, mostró que el reconocimiento de voz, así como la conexión a internet por vía inhalámbrica 3G serán comunes en los vehículos.
Durante los próximos cinco años, los compradores verán incluidos en los vehículos aparatos fabricados por compañías como Google, Apple, Microsoft y LG, entre otros.
John Leech, de KMPG , explicó que algunos fabricantes ya están produciendo autos conectados. "La reciente colaboración entre Toyota e Intel fue anunciada a final del pasado año", recordó.
Intel afirma que los aparatos que permitirán conectar los autos a internet son ya la tercera tecnología con mayor ritmo de crecimiento, después de los teléfonos inteligentes y las tabletas. Para los fabricantes de autos esto tiene gran potencial. De hecho, la compañía alemana Audi ha desarrollado un sistema inhalámbrico 3G en su A7 y extenderá su uso en nuevos modelos.
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