Hace unos días se cumplió el segundo aniversario del rescate de los 33 mineros chilenos ocurrido en la antigua mina de San José en el desierto de Atacama en el norte de Chile. El 5 de agosto del 2010, un deslizamiento de tierra provocó que quedaran atrapados los mineros en una mina donde permanecieron durante 69 días.
La operación para rescatar a los mineros fue transmitido en vivo en todo el mundo y tomó cerca de 22 horas.
Individualmente, cada uno fue traído a la superficie por una “cápsula” a través de un túnel de más de 600 metros de profundidad y que mide sólo 60 cm de ancho.
Los protagonistas de la tragedia que conmocionó al mundo, todavía están luchando para superar el trauma. La mayoría regresó a trabajar, pero muchos aún tienen secuelas graves.
“La última vez que nos reunimos, el 80% de nosotros se volvió a insertar en algo”, dice el minero Juan Illanes. Seguimos trabajando en una empresa vinculada a la minería que procura apoyo emocional por parte de “un grupo sufista que tiene su sede en Chipre.” Los sufistas son una corriente del islamismo.
“Nosotros hacemos terapia de grupo. Nos conocimos en Vallenar (sur de Chile), el grupo está liderado por Abdul, quien se acerca a la educación religiosa musulmana”, dijo, y agregó que también asistieron los mineros Omar Reygadas y Darío Segovia. Todos viajaron hace un año a Chipre para visitar a Sugita Naqshbandi, el máximo líder y maestro de la Orden.
Curiosamente, una cruz de cinco metros de altura fue levantada en el lugar de la tragedia en honor a la Virgen de Candelaria, patrona de los mineros chilenos, varias misas se celebraron allí suplicando por la vida de los 33 hombres que sobrevivieron en la oscuridad, la humedad y el calor intenso.
Pero no todos los mineros se recuperan totalmente. El minero Víctor Segovia admite que todavía está bajo tratamiento psicológico y tomando medicamentos. Edison Peña ha sido internado en un centro de rehabilitación, para que este pueda dejar la adicción a las drogas y el alcohol.
El minero Pablo Rojas, explica que la fama no le ha dado nada a sus vidas. “Después de un año de viaje, premios, entrevistas, todos tenían que volver a la realidad. Casi todos fueron dados de alta y la cantidad y tuvimos que volver a la realidad “, dice.
El único minero que ha superado el trauma en la mina es José Henríquez, el único evangélico entre de los 33 y que se convirtió en su guía espiritual mientras estuvo en la mina durante 69 días.
El año pasado Editorial Vida Zondervan, contó la historia de los 33 mineros desde la perspectiva espiritual y contada por José Henríquez. El título de libro es: “Milagro en la Mina”, es español y en inglés.
“Nunca pensé que predicaría en una mina. Dios hizo esto por mí porque así es como él nos rescata para darnos nuevas oportunidades», explicó Henríquez, experto tornero y maquinista. Dios merece todo el crédito por salvarnos. Él nos mantuvo bien en el refugio”, dijo Henríquez.
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